En enero, el Ayuntamiento de Santiago ya prorrogó su presupuesto de 2009. Hasta agosto se fue el tiempo de preparación de las nuevas cuentas, que la oposición interpretó en varias ocasiones como producto de la "incapacidad" del equipo de gobierno, mientras el alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, alegaba que no se producían retrasos en las obras clave para la ciudad. En un pleno extraordinario, los socios del gobierno local, PSdeG y BNG, aprobaron ayer un presupuesto para 2010 de 120 millones de euros, cinco más que el pasado ejercicio, aunque con un 11,6% menos de gasto.
En las cuentas bajan los gastos pero "no se tocaron las subvenciones a entidades sociales y de empleo ni el aporte al transporte público, aunque el resto sufrió una bajada media del 15%", explicó la concejala de Facenda, Rosa Fernández. En el capítulo de ingresos, lo que se nota es la crisis de la construcción: la recaudación de impuestos baja un 35% y la de licencias urbanísticas, el 22%.
"Es un presupuesto austero, que absorbe el remanente negativo, que contiene el nivel de endeudamiento, que recoge recursos externos para la financiación de la inversión, que mantiene los servicios públicos y prioriza los servicios sociales y de empleo. En definitiva, un presupuesto que fomenta la eficiencia optimizando los recursos disponibles y potenciando la mejora en la gestión", defendió Fernández ante el pleno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de agosto de 2010