El enorme alud de barro y piedras, provocado por las lluvias torrenciales de los últimos días, ha causado más de 700 víctimas mortales en el noroeste de China, según el último balance divulgado ayer por las autoridades locales. Otras 1.042 personas se encuentran todavía desaparecidas. La avalancha del domingo se llevó por delante buena parte de la ciudad de Zhouqu, situada en un valle aislado de la meseta tibetana. Más de 5.000 soldados con 150 vehículos del Ejército participan en las labores de rescate.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 11 de agosto de 2010