En el origen de las protestas se halla un incidente el pasado 16 de julio en el puesto fronterizo de Beni Enzar. Cuatro marroquíes con pasaporte belga trataron de pasar a Melilla en un vehículo descapotable. La versión marroquí es que llevaban una bandera y dos policías les instaron a retirarla; al negarse, las agentes llamaron a los antidisturbios, que los golpearon hasta que pudieron huir. La versión española sostiene que las agredidas fueron las agentes. Se negaron a mostrarles la documentación alegando que Melilla era marroquí. Una de las policías era musulmana y hablaba varios dialectos marroquíes, por lo que entendió sus burlas; al subir el tono de los improperios, las agentes llamaron a los antidisturbios.
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Este incidente ilustra según las asociaciones marroquíes los supuestos excesos policiales. La policía, en cambio, lo ve como ejemplo de las dificultades que sufren las agentes en la frontera. En ese sentido interpretan los carteles colgados cerca de Beni Enzar con imágenes de mujeres policía. "Hay días que se prevén complicados y que no las ponemos en primera línea para evitar problemas", explica un agente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 13 de agosto de 2010