Un solo espejo frente a una misma mujer, aunque en el escenario se cuenten tres. La obra de Gustavo Ott y la compañía Profetas de Mueble Bar es una oda a lo que une y diferencia a tres féminas sin nada claro. A través del alimento espiritual y carnal, la felicidad es el grial que anhela la protagonista desdoblada en tres personajes distintos. "Dios las cría y ellas se juntan". Sería la frase con la que Meche, evangélica y acomodadora de cine, resumiría la incomprensible amistad que le une a Gloria, la procaz vegetariana y a Beatriz, la divorciada, que fluctúa entre la culpabilidad y las ganas de vivir. La obra Divorciadas, evangélicas y vegetarianas las ha atrapado entre el andén de un metro, una sala de cine y un amanecer en el campo sin más compañía que sus miedos y esperanzas.
Y en la dirección, otro trío, esta vez de hombres: Juan Ramón Pérez, Fernando Navas y Carmelo Alcántara, que se hacen cargo en España de una obra que ha triunfado en Italia, Venezuela o Argentina entre otros. En el Pequeño Teatro de Gran Vía, hasta el 5 de septiembre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 22 de agosto de 2010