Concretemos: lo que le gusta es esa derecha extrema y dura, moldeada en derechos históricos y religiosos previos a cualquier Constitución, hostil a toda transacción, acostumbrada al auxilio de la fuerza y a tratar a quienes no se pliegan a sus deseos como enemigos o criados.
- Es el ideal admirado, la derecha soñada: junto a las ideas reaccionarias y a la defensa cerrada de sus intereses exhibe la arrogancia y el sentido de superioridad moral de la izquierda.
- La claridad moral es a la derecha lo que la superioridad moral es a la izquierda. Una impostura en ambos casos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 24 de agosto de 2010