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CARLOS MAMANI | El boliviano

Agradecido a Chile a pesar de la tragedia

El único inmigrante del grupo es Carlos Mamani, de 24 años y una niña de año y medio. Y en el campamento, su esposa, Verónica Quispe, de 20 años; su hija y sus suegros se encuentran muy a gusto. Pero no con el trato del Gobierno boliviano. Verónica lamenta que el cónsul de su país solo llegó a la mina a los 18 días, un día después de que se supiera que estaban vivos. "Trajo pañales y ropa para mi niñita. Y dijo que podía ofrecerle una beca para que Carlos comience a estudiar en la Universidad. Pero no quedó claro si se la iban a ofrecer. Y el presidente Morales no se ha puesto en contacto con nosotros. El Gobierno boliviano nos dejó abandonados. No sé qué hubiésemos hecho si mi esposo hubiera muerto. En Chile, sin embargo nos han tratado muy bien".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 28 de agosto de 2010