El nombre de Ildefons Cerdà está indiscutiblemente ligado al de la ciudad de Barcelona y a la trama urbanística del Eixample. Paradójicamente, el que se considera uno de los fundadores del urbanismo moderno nació en el seno de una familia de larga tradición rural, en la localidad de Centelles (Osona). Su ciudad natal reconoció ayer a su hijo ilustre con un monumento -el único en Cataluña dedicado a la figura del urbanista, ya que pese a la demanda, aún no hay ninguno en Barcelona- como cierre de la celebración local del Año Cerdà.
Una colosal figura del ingeniero confeccionada con varas de acero preside la rotonda que da entrada al centro histórico del municipio. Cerdà está posado sobre dos grandes esferas que simbolizan el nacimiento de una idea. Según su creador, el artista Jordi Díez, ha inmortalizado a Cerdà justo en el momento en que "captaba la intuición que lo llevó a crear el proyecto del Eixample". El coste de la obra asciende a unos 50.000 euros, que, en gran parte, ha aportado la Diputación de Barcelona.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de septiembre de 2010