Una discreta mejora en los datos macro de Estados Unidos ha favorecido un repunte espectacular en los mercados de valores europeos.
Aunque las dudas sobre la evolución de la economía no se han despejado, los inversores han aprovechado los recortes de agosto para tomar posiciones a precios algo más ventajosos. Los analistas continúan debatiendo sobre la ralentización del crecimiento económico y sus posibilidades de convertirse en una nueva recesión, algo que la mayoría descarta, por el momento.
El Ibex 35 abrió la sesión con bastantes titubeos y un negocio escaso, pero los primeros tanteos en los contratos de futuros de la Bolsa de Nueva York cambiaron el tono general, aunque aún hubo que esperar a la apertura de Wall Street para confirmar los avances. Al cierre de la sesión, el principal índice del mercado español subió el 3,51% para situarse en 10.544,80 puntos, con lo que borra las pérdidas de agosto de un plumazo. Los inversores apostaron, sobre todo, por los grandes valores, lo que limitó los avances de los índices que representan a los valores medianos y pequeños.
El resto de las plazas europeas se anotó avances muy desiguales que, si bien no coinciden con las expectativas de cada economía, sirven para medir el estado de ánimo de los inversores.
Lo que más contribuyó a generar confianza entre los inversores fue la respuesta de la Bolsa de Nueva York al inesperado incremento de la actividad del sector manufacturero en el mes de agosto, con un avance de ocho décimas que sorprendió a los analistas, pues todos ellos esperaban un dato negativo. El descenso del gasto en construcción en julio, no sorprendió a nadie, al igual que las expectativas sobre el empleo en el sector privado, que se cifran en una pérdida de 10.000 puestos de trabajo en agosto.
La destrucción de empleo se ha situado como una de las principales variables de esta crisis y no parecen existir alternativas razonables para poder corregir esa situación a medio plazo, de ahí las dudas de los analistas sobre la posibilidad de evitar una nueva recesión en las actuales condiciones. El crecimiento económico, tal y como se ha venido concibiendo hasta ahora, necesita retroalimentarse a través del consumo y la debilidad del mercado laboral impide el correcto desarrollo de esa función.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 2 de septiembre de 2010