El oráculo ha hablado. En esta ocasión no ha aprovechado para hacerlo mal de España. Ni para pedir que le dejen beber lo que quiera. El objetivo de sus diatribas ha sido Obama. Solo quería abrirnos los ojos a todos para que estemos atentos, ya que Obama, "tan tonto", podría estar favoreciendo al enemigo islamista.
Quien ayudó a descubrir las armas de destrucción masiva en Irak, el gran libertador de la isla de Perejil, nuestro gran guía interplanetario, que nunca ha albergado en su ser el más mínimo espacio para el resentimiento -como aquellos que ladraban el rencor por las esquinas-, ha vuelto a desaprovechar otra estupenda oportunidad de estar callado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de septiembre de 2010