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Análisis:EL ACENTO

El viaje de Blair a la cumbre

Tiene más de 700 páginas y cuesta 30 euros. La autobiografía de Tony Blair, A journey (Un viaje), acaba de aparecer en Reino Unido. En sus páginas salen Aznar y Zapatero. El primero aparece como el amigo que se hizo cargo de su familia cuando pasó sus vacaciones en Doñana, lo describe como un "tipo duro" a la hora de negociar y recuerda que le dijo, cuando supo por él que solo el 4% de los españoles apoyaban la guerra de Irak, que ese porcentaje era el mismo que el de aquellos que creen que Elvis Presley sigue vivo. Del segundo desliza un simple comentario, que "es listo". Son personajes secundarios que aparecen junto a otros, como George W. Bush ("uno de los líderes de mayor integridad y coraje que he conocido..."), Lady Di (a quien dijo que su relación con Dodi al Fayed era "un problema") o la reina Isabel II, de quien cuenta que, tras una comida campestre, era ella misma la que se llevaba los platos al fregadero. Blair ha cobrado 5,6 millones de euros de adelanto, que donará a una institución que se ocupa de los soldados heridos.

Comencé siendo un determinado tipo de líder; acabe siendo otro", explica Blair. El 2 de mayo de 1997 obtuvo

su primer cargo en el Gobierno: primer ministro. En su partido, acababan de inventarse ese giro hacia el centro que se llamó nuevo laborismo y él fue el encargado de ponerlela cara. Ganó tres legislaturas. La grieta se abrió cuando apoyó la invasión de Irak. No se arrepiente de aquello, defiende que acabar con Sadam Husein fue necesario, pero reconoce que ignoraba "el papel que jugarían Al Qaeda e Irán". Aquello le costó el puesto. Fuera de él se ha dedicado a hacer una fortuna. En los últimos tres años se calcula que ha ganado más de 11 millones de euros y se ha comprado nueve casas.

Un viaje, pues, a la cumbre: del poder y del dinero. Si se acepta que el político que Polanski retrata en El escritor (en realidad,el negro: le escribe sus memorias) es Blair, se entiende la escalada: es avasallador, simpático, lleno de recursos, dispuesto a todo. Perfectamente cínico. Su sombra, y el otro gran personaje de su libro, es Gordon Brown. Cómplice primero, luego rival. Blair cuenta que cuando Brown lo sustituyó sabía que su Gobierno "iba a ser un desastre". Ese es

el tono: ajuste de cuentas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de septiembre de 2010