El desasosiego me invadió al ver la desesperación de un grupo de mineros del carbón que ven como el futuro de su sector es más negro que el mineral que extraen.
Ciertamente, potenciar esta actividad insostenible económica y ecológicamente es del todo absurdo, al igual que lo sería olvidar a este valioso colectivo de arduos trabajadores. La solución es bien simple, consistiría en reconducir las multimillonarias subvenciones del carbón hacia el estratégico sector de las energías renovables, a cambio de que las empresas de este sector de futuro recolocasen y absorbiesen al colectivo minero e invirtiesen en las deprimidas zonas mineras para ahora sí abrirles verdaderas expectativas de futuro.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de septiembre de 2010