La oposición venezolana resucitó el domingo después de cinco años clínicamente muerta. El partido del presidente Hugo Chávez cosechó menos votos que la coalición opositora en las elecciones legislativas celebradas ayer, si bien logró mantener su mayoría en el Parlamento gracias a una ley electoral cocinada el año pasado para blindarse en el poder. De los 165 diputados en juego, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) logró 98, mientras la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) alcanzó 65. Este resultado tiene un alto coste para el proyecto político de Chávez. Ya no podrá seguir legislando a su antojo ni nombrando a los fiscales o magistrados más convenientes a su causa. Pero, sobre todo, supone un duro revés personal. Convirtió las elecciones a la Asamblea Nacional en un auténtico plebiscito. Y la victoria le supo tan amarga que ni siquiera quiso comparecer para celebrarla. Un presidente tan locuaz se quedó mudo.
MÁS INFORMACIÓN
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 28 de septiembre de 2010