Dice que quiere romper ese atavismo tan arraigado en el seno del partido en Valencia de probar un candidato cada cuatro años y, después, otro. Y luego otra y otro. Joan Calabuig es un hombre de partido, forjado en las Juventudes, y que conoce las responsabilidades de gobierno -fue director general del Instituto Valenciano de la Juventud con el presidente Joan Lerma- y el trabajo en la oposición. Ha estado en las Cortes Valencianas, en la Eurocámara y ahora en el Congreso de los Diputados y coordina a los parlamentarios valencianos en las Cortes Generales.
Lleva sobre su espalda varias etiquetas, la de pertenecer a esa familia incombustible que es el lermismo -ahora neolermismo- es una de ellas. La otra, la de ser el candidato oficialista, por el que apostó la dirección del partido, con su secretario general, Jorge Alarte, a la cabeza.
Ya dejó claro hace unos meses que deseaba el cargo que ayer se ganó en primarias y que no ha sido posible hasta que la actual portavoz Carmen Alborch ha dicho que se retiraba, que no repetía como candidata.
De talante sosegado y conciliador, Calabuig es el único lermista que tiene puesto en la Ejecutiva que lidera Alarte. De cómo disputará la alcaldía a la veterana Rita Barberá, sólo ha trascendido que confía en los equipos y que en su proyecto de ciudad caben todos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de octubre de 2010