Desde el convencimiento de que eso mejoraría la lamentable situación actual de los servicios públicos, propongo a la ciudadanía que solo vote a aquéllos políticos que se comprometan explícitamente a ser usuarios cotidianos de esos mismos servicios públicos que pretenden gestionar.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 5 de octubre de 2010