Los vecinos de las casitas de pescadores de El Puig se despiden hoy de sus hogares. El Ayuntamiento tiene previsto derribar las 49 a primera hora de la mañana, en cumplimiento de la Ley de Costas, que impide por más tiempo la existencia de estas humildes construcciones de principios de siglo XX a orillas de la playa.
El Ayuntamiento, de acuerdo con los propietarios, se encarga de la demolición. Durante los últimos días, el ajetreo en torno a las casitas apenas se interrumpía. Los vecinos tenían que sacar sus pertenencias y además debían vigilar que nadie se llevase nada que no fuese suyo: el pasado domingo, sin ir más lejos, unos ladrones desvalijaron parte de las viviendas; se llevaron el metal que pudieron y alguna pieza útil de chatarra.
Ahora solo queda ver en qué emplea el Ministerio de Medio Ambiente el espacio que dejarán libre las casitas. De hecho, la falta de proyecto motivó la última petición de los vecinos para que no tirasen sus casas: que esperasen a ver qué se hacía y mientras tanto les dejasen vivir allí.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 7 de octubre de 2010