El secuestro en el fondo de la mina de los mineros chilenos se debe a que la empresa no quiso invertir el dinero necesario en establecer una vía de escape en previsión de ese tipo de hundimientos.
Además del mayor coste que significa para ella este rescate, mínimo castigo a su avaricia, sería exigible que el presidente del Consejo de Administración bajara a la mina con la lanzadera y desde ese punto dirigiera la operación de salida de todos los mineros, siendo él el último en abandonar ese lugar.
Como digo, se trata de un detalle ético que no parece posible. Ni siquiera estará a la salida para recibirlos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de octubre de 2010