Bronca, discusiones y caras largas en el desfile militar de la fiesta del 12 de octubre, celebrado ayer en Madrid. Los abucheos de algunos espectadores al presidente José Luis Rodríguez Zapatero molestaron al rey Juan Carlos, habitualmente muy cuidadoso al expresar sus opiniones. El jefe del Estado lamentó ante varios testigos, durante la recepción posterior en el Palacio Real, que las protestas no cesaran ni durante el homenaje a los caídos, uno de los momentos más solemnes y emotivos.
Cuando el Rey, acompañado por familiares de militares fallecidos en acto de servicio, iba a depositar una corona en homenaje a los caídos, arreciaron los gritos de "¡Zapatero, dimisión!". El presidente comentó: "Es lo de siempre. Forma parte del guión". El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, calificó de "muy duro" que "la extrema derecha se apropie" de la fiesta de todos los españoles. La presidenta madrileña, Esperanza Aguirre, defendió la libertad de expresión de los que pitaban.
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En los momentos previos al acto, Zapatero y el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón se enzarzaron en una áspera discusión por la financiación del Ayuntamiento de Madrid, con dificultades para pagar las contratas de limpieza y jardinería.
Editorial en la página 26
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 13 de octubre de 2010