"Con siete años sentí algo muy profundo escuchando a Debussy en el teatro de La Scala de Milán, algo que me conmovió. Recuerdo que pensé: 'Esto es magia y yo quiero hacer magia como esta". Con estas palabras resumía ayer el director de orquesta Claudio Abbado (Milán, 1933) su pasión por la música, durante el acto de entrega de la medalla de oro del Círculo de Bellas Artes que reconocía su trayectoria como director.
No es fácil ver al maestro en el centro de un homenaje. Esta vez accedió a recibir el premio arropado por sus músicos, cinco españoles que forman parte de la Orquesta del Festival de Lucerna. Todos coincidieron en definirle como el "ángel de la guarda de los músicos jóvenes". Desde su debut en 1960 al frente de la orquesta del teatro de La Scala en Milán hasta su compromiso con la Orquesta Sinfónica de la Juventud Simón Bolívar, Abbado ha destacado por el carácter humanista y técnico de sus interpretaciones, sus estudiados silencios y una carismática dirección.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 15 de octubre de 2010