Detrás de los circos con animales haciendo complejos equilibrios se esconde un terrible maltrato. Para hacer todos esos absurdos, forzados y antinaturales trucos que nos entretienen, los animales han tenido que pasar un terrible calvario. Estos animales siempre están bajo la amenaza de castigos. Están condenados a sufrir todo tipo de suplicios y permanecer enjaulados, el resto de sus vidas. Los circos con animales son una lacra de nuestra civilización. ¿Hasta cuándo vamos a consentir este desamparo al margen de la ley de protección animal?
Solo los malos circos necesitan animales.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 17 de octubre de 2010