Ha habido dos declaraciones que han acaparado la atención de la mayoría de medios: la del señor Fernández Díaz y las del señor Díaz Ferrán, presidentes del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento de Barcelona y de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), respectivamente.
A ambos se les debería exigir que argumentaran con prolijo las afirmaciones que sostienen o de lo contrario ser consideradas como soflamas, propias de irresponsables y de las que tuvieran que rendir cumplidas cuentas. Sin embargo, de forma sorprendente han corrido ríos de tinta y la polémica se ha incrustado en la sociedad como probablemente pretendían. ¿Qué tienen de analogía ambas declaraciones? Creo que las dos persiguen el mismo objetivo: la irremisible pérdida de derechos de los más vulnerables en aras de desmembrar más una sociedad ya de por sí escasamente cohesionada, y esto puede resultar extremadamente peligroso si no somos conscientes de que una vez sumidos en esa espiral será imposible detenerla; no sería desgraciadamente la primera vez.
Sabemos perfectamente que la solución a la actual situación económica no se circunscribe exclusivamente a las reformas, ya que esta depende de las determinaciones que adopten los grandes capitales, quienes precisamente se han trasladado a los países llamados emergentes en los que los derechos brillan por su ausencia. Por lo tanto, en caso de que dichas reformas fracasen, ¿cuáles se propondrán después y a quiénes afectarán?
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 19 de octubre de 2010