A las acometidas del Copenhague respondieron las manoplas de Pinto, que suplió a Valdés, con vómitos y fiebre tras pasar una noche horrible. "A uno no le gusta jugar por indisposición de un compañero, pero estoy contento porque hacía tiempo que no jugaba". Desde enero, cuando se batió con el Sevilla en la Copa. Y salió airoso.
"Estoy muy contento con su partido", aclaró Pep Guardiola. "No es fácil jugar en su situación y ha realizado un gran encuentro", completó Puyol. Tenía una consigna. "Estar atento a las jugadas a balón parado, tanto de saque de esquina como de banda, porque son muy altos", advirtió el portero, fino en el despeje de puños. "Eso es porque se entrena muy bien", le concedió Pedro. Un mérito que también se atribuye Pinto: "Trabajo para estar preparado. Nunca se sabe cuándo salta la liebre y ha saltado. No he dejado escapar la posibilidad de apoyar al equipo". El andaluz llegó al Barça como cedido, pero ya cumple su tercera temporada en el equipo.
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Menos contento estaba Villa, que falló de nuevo varias ocasiones. Como esa vaselina que escupió el larguero, su tercer poste como azulgrana. "Ya llegarán los goles", dijo Guardiola. "Es el mejor delantero centro del mundo", abundó Puyol.
Lo que le faltó a Villa le sobró a Messi, que jugó despistado, pero firmó dos goles para alcanzar 29 en Europa y 137 con el Barça, el quinto máximo goleador de la historia tras atrapar a Alcántara. Pero a La Pulga le importaba el partido, la victoria. "Nos llevamos un susto, pero merecimos el triunfo", resaltó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 21 de octubre de 2010