Rosa María Sardá recibió anoche, en Madrid, rodeada de 150 compañeros de profesión y académicos, la Medalla de Oro de la Academia del Cine. La Sardá, como dijeron José Coronado y Verónica Forqué, vale para el drama y la comedia: "Haznos reír, haznos llorar, ¡pero no abandones la pantalla!". Alex de la Iglesia, presidente de la Academia, dejó en manos de Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, la entrega de la medalla. Sardá agradeció el premio así: "He podido vivir con dignidad gracias a la interpretación". Y al final, se emocionó: "Quiero compartirlo con alguien con quien compartiré epitafio: 'actriz de reparto', mi queridísimo Manolito Alexandre".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 26 de octubre de 2010