Cuatro días después de su estremecedor desvanecimiento sobre el césped de El Helmántico, Miguel García abandonó ayer el Hospital Clínico de Salamanca.
El pasado domingo, el jugador se desplomó de forma repentina y perdió el conocimiento durante el encuentro que enfrentaba al Salamanca con el Betis. De inmediato, los servicios médicos de ambos equipos le auxiliaron y comprobaron que había sufrido un síncope con parada cardiorrespiratoria. El jugador fue reanimado sobre el terreno de juego con un desfibrilador y, ya consciente, fue trasladado al hospital, donde fue sometido a diversas pruebas.
Según explicó después el médico del Salamanca, José Ignacio Garrido, durante los instantes críticos que siguieron al desvanecimiento, Miguel García, "estuvo muerto durante 20 segundos". Los estudios posteriores revelaron que había sufrido un infarto y le colocaron un stent (prótesis vascular) en una de sus arterias. Un día después, los servicios médicos le confirmaron que ya no podría volver a jugar al fútbol.
Ayer, pasadas las dos de la tarde, Miguel García abandonó el centro hospitalario acompañado por el director deportivo del Salamanca, Baltasar Sánchez, y por su mujer. Ante los numerosos periodistas y curiosos que le esperaban a las puertas del centro se limitó a agradecer el respeto mostrado por los medios y los aficionados. "Gracias a todos, estoy perfectamente ya", fueron sus palabras.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 29 de octubre de 2010