"Ni nos domaron, ni nos doblaron, ni nos van a domesticar". La frase de Marcelino Camacho acompañaba a su foto en la capilla ardiente del veterano líder y fundador de CC OO en el auditorio que lleva su nombre en la sede de la federación de Madrid. Camacho fue una referencia para sindicatos, políticos, empresarios y ciudadanos. El viernes, además de viejos compañeros de prisión y fatigas antifranquistas, pasaron por ella gente de todos los colectivos. Entre ellos, representantes de la patronal con el secretario general, José María Lacasa, y el presidente de la patronal madrileña CEIM, Arturo Fernández, a la cabeza. Hubo quien recordó aquellos intensos debates con José María Cuevas. Fue el último homenaje a un hombre bueno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 31 de octubre de 2010