En el Día de Todos los Santos, los madrileños cumplieron con la tradición y acudieron a los cementerios de la capital a recordar a sus seres queridos. Los 13 cementerios municipales prepararon un dispositivo especial, con un horario de visita de ocho de la mañana a siete de la tarde. El Ayuntamiento colaboró reforzando el servicio de las 15 líneas de autobuses que van a los cementerios. Como suele ser habitual, muchos compraron flores a las entradas de los camposantos, aunque otros, probablemente como consecuencia de la crisis, ya las traían de casa para ahorrar. Luego llegó el momento de colocarlas junto a las tumbas o los nichos y de limpiar las lápidas y las cruces. En la foto, dos niñas rezan en el cementerio de San Lorenzo y San José, en el distrito de Carabanchel.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 2 de noviembre de 2010