Fue un acto despojado de protocolo y teñido de humor. Los príncipes de Asturias entregaron ayer en Jerez las 25 medallas de las Bellas Artes, galardón anual que se otorga a las figuras más destacadas en el fomento y difusión del arte, la cultura y el patrimonio artístico. Paco Mir, escoltado por los otros dos escuderos de Tricicle -Joan Gracia y Carles Sans-, fue el encargado de agradecer la distinción en nombre de todos. "Unos no se lo esperaban y otros hacía tanto tiempo que lo esperaban que, francamente, ya no lo esperaban".
A continuación, Mir soltó una diatriba, muy estudiada desde que descubrieron que la ceremonia estaba muy relacionada con el número tres, y acabó proponiendo un espectáculo en el que, con el patrocinio de la duquesa de Alba, todos trabajarían en él: Cristina Rota como directora, con imágenes de Isabel Muñoz y Juan Gatti; trucos escénicos de Reyes Abades; audiovisuales de Eugenia Balcells; dirección musical de Kiko Veneno, con canciones de Julio Iglesias y Rafael Castejón; y bailando Ana Laguna y Joaquín Cortés. Pavlovsky, como es artista multidisciplinar, podría hacer lo que quisiera, no así Castañer, que debía encargarse del calzado; Andrea D'Odorico haría la escenografía, basada en unos bocetos de El Hortelano; Roman Gubern, un documental; habría un programa de mano editado por Beatriz de Moura y José Manuel Gómez, con un libreto de Pura Campos, Roser Capdevilla y María Elena Walsh; Radio 3 se ocuparía de la promoción, y Luis Francisco Esplá lidiaría "con esos terribles monstruos llamados administraciones".
El Príncipe respondió, parafraseando a Vargas Llosa para coincidir con él, en que "el mundo del arte es el mundo de la perfección, el mundo de la belleza".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de noviembre de 2010