No sabíamos el español ni yo ni mi mujer. Me pedían que firmara sin explicarme nada", asegura Abdelhamid Akhdim, en paro y con tres hijos por mantener. Cuando quedó sin trabajo y dejó de pagar la hipoteca, recibió un aviso de deshaucio. Entonces, asesorado por un gabinete de abogados, descubrió que su piso no podía venderse por más de 40.00 euros. Pero a él le habían pedido 135.00 euros. El banco le concedió un préstamo hipotecario por este valor sin ni siquiera pedirle un avalador solvente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de noviembre de 2010