Mario Vargas Llosa / ULY MARTÍN
El "terror feliz" de un premio Nobel
Durante 1885, catorce países, ninguno de ellos africano, se reunieron en Berlín para repartirse África. Entonces se decidió regalar el Estado Libre del Congo a Leopoldo II, rey de los belgas. Más de dos millones y medio de kilómetros cuadrados de tierra rica en caucho fueron a parar a un hombre que había creado un aparato para venderse a sí mismo como el redentor.