Yo era un cliente bancario de esos que tenían en su banco la hipoteca, las tarjetas, la nómina y poco más... Hasta hace dos años que descubrí con horror que mi banco me había colocado un derivado financiero complejo, un swap.
Desde entonces me convertí en una "ciudadana de renta media buscando entidad financiera que la trate como ciudadana y que la respete como cliente, cuidando su ahorro y no utilizándolo como un instrumento para colocar productos basura o incomprensibles". El señor González dice en la entrevista que le gustaría escribir esa carta, pero que no lo va a hacer, y yo le pido: escríbala, escríbala, por favor. Hágalo por todos los clientes bancarios que hemos perdido la inocencia y que estamos luchando porque se nos trate con respeto. Hágalo por todos nosotros que tenemos un swap, un bono de Lehman, unas preferentes, una hipoteca con suelo..., que hemos acudido a las instituciones (BE, CNMV, Defensor del Pueblo) y solo nos quedan los tribunales. Hágalo y tendrá miles de firmas debajo de la suya suscribiendo sus palabras.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 10 de noviembre de 2010