Interés de un caso

Nagore, película documental de Helena Taberna (veterana realizadora navarra de ficciones basadas en hechos reales como Yoyes, y de documentales como Extranjeras), es un homenaje sin duda merecido a la estudiante de enfermería fallecida durante las fiestas de San Fermín de 2008 a manos de un joven psiquiatra, con el que había acudido a su piso, bien entrada la madrugada, tras una noche de juerga por separado. Nagore contiene uno de esos documentos imposibles de olvidar: la espeluznante reconstrucción del crimen, grabada por el tribunal que juzgó el caso, con la perturbada presencia del criminal, casi incapaz de tenerse en pie mientras conduce a jueces, abogados y fiscal por los vericuetos de una noche trágica. Nagore intenta demostrar lo innecesario: la injusticia de que una joven normal pierda su vida por culpa de una mente retorcida y salvaje escondida tras una fachada impecable. Nagore puede ser un excelente manual para estudiantes de Derecho, pues demuestra la importancia que tiene rodearse de un buen defensor para vislumbrar la luz a la salida del túnel: desde luego, el abogado del chico es infinitamente más claro, sencillo y convincente que el fiscal y los abogados de la acusación.

Pero, sobre todo, Nagore es seguramente un proyecto tan humanamente intachable como cinematográficamente equivocado: la figura interesante en este caso no es la chica, sino el personaje que acabó con su vida. Si se hubiese querido (o podido, pues nunca se dice que, al menos, se haya intentado) entrevistar a sus padres, a sus amigos, a sus compañeros de trabajo, a sus jefes, a su novia (sí, la tenía) y a él mismo, estaríamos hablando de un gran relato. Películas como la histórica The thin blue line (Errol Morris, 1988), sobre el asesino de un policía, tienen el valor del gran cine, el triunfo de su cadencia, incluso el de su poesía, pero sobre todo poseen el valor del gran periodismo, del exhaustivo análisis sociológico. Nagore se centra en la víctima y en la lucha judicial de su madre, y pasa por encima de los aspectos que pueden resultar más polémicos. Es una opción. Pero, eso sí, sin lugar a dudas es la menos interesante.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de noviembre de 2010