La construcción del puerto exterior de A Coruña, que debe estar concluido en septiembre de 2011 por imperativo de Bruselas, se ha visto seriamente afectada por el fortísimo temporal de la noche del lunes a martes. El mar, con olas de una altura media de más de diez metros que batieron implacables durante 17 horas seguidas, derribaron unos 230 metros del dique de abrigo, en dos tramos finales que no estaban aún totalmente construidos o a los que les faltaba la protección final. Cayeron bloques de hasta 150 toneladas que conforman el dique. Tras un primer "análisis visual y en superficie", la Autoridad Portuaria cree "posible" reparar los desperfectos aunque no oculta su preocupación por que se pueda hacer en tiempo. "Va a depender mucho de las condiciones meteorológicas", apuntó el presidente del puerto, Enrique Losada. Y del remiendo que se decida dar a un dique que quedó en parte desfigurado por la tempestad.
Los desperfectos afectan al muelle de petroleros y tráficos peligrosos
La Autoridad Portuaria exigió a la Unión Temporal de Empresas (UTE) encargada de la construcción que elabore un plan de obras para reponer lo que el mar se llevó sin variar el plazo original de entrega del puerto. Septiembre de 2011 es "el objetivo", remachó Losada. Si no se acaba en ese plazo, estaría en peligro la aportación de fondos europeos, crucial para financiar un proyecto cuyo coste ya se ha disparado hasta unos 700 millones de euros. Pero la solución más idónea para devolver "su perfil original" a la parte de la dársena llamada a acoger petroleros y otros tráficos marítimos de mercancías peligrosas "tendrá repercusión en los plazos", reconoció Enrique Manciñeiras, director general de la Autoridad Portuaria. "La avería es importante en la parte de la obra que está en ejecución", ahondó. Y hay dos opciones para arreglarla: "O se obvia, se rellena
[los tramos derribados] y se tira para adelante" o se reconstruye lo que el mar tiró.
Ambas soluciones conllevan importantes inconvenientes. La segunda, sustituir lo que está destruido, llevará más tiempo cuando no lo hay y será imposible cumplir los plazos de entrega. Y la primera puede empeorar las características del puerto ya que un relleno ampliaría el ancho del dique en esos tramos afectados, entre los kilómetros 2 y 3 de una infraestructura que medirá en total 3,5. "Habrá que analizar todas las variables", explicó Losada "porque está comprobado que cuanto menos anchura tenga el dique, mejor se comporta" frente a las embestidas del Atlántico, muy violento en Punta Langosteira, donde se ubica el futuro puerto, hasta el punto de que algunos informes técnicos llegaron en su día a cuestionar la localización.
La resolución del problema se anuncia complejo. No obstante, el presidente de la Autoridad Portuaria aseguró que el temporal, pese a ser el más virulento de los que se registraron desde el inicio de la obra, en 2005, no afectó "a la estabilidad" de la futura dársena, "sino a los plazos" para concluirla. Los tramos iniciales, "ya totalmente construidos", del dique de abrigo resistieron sin problemas las embestidas del mar. Y también la parte final "y la más sensible", el morro y el martillo, que no se movieron un ápice. "Están intactos".
Tampoco se sabe todo el alcance de los daños ya que habrá que realizar, antes de decidir qué reparaciones se acometen, pruebas marítimas para ver si el temporal no dañó "las partes no visibles", es decir el relleno confeccionado con deshechos de cantera sobre el que se asientan los bloques de hasta 150 toneladas. La UTE tiene unas dos semanas para evaluar todos los daños y presentar un plan de obra para remendarlos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de noviembre de 2010