Muchas personas de este país aún conservan modos y expresiones acuñadas en tiempos de marcada presión machista, transmitidas tanto por la cultura heredada como por la costumbre popular. Otros todavía a veces se sienten asaltados por pensamientos proclives a esa tendencia, que inmediatamente desechan y se esfuerzan en reprimir esas actitudes, adquiridas por años en las que se consideraban normales y hasta apropiadas. Como bien dice Elvira Lindo en su magnífico artículo del 31 de octubre, antes de hablar, deberíamos ser autocríticos y no soltar lo primero que se nos viene a la boca. Si estos comportamientos sexistas suceden por mor de muchos años de costumbre e in cultura, si fuimos educados en otra España, tendremos que reformarnos, como otros muchos que sí lo han conseguido. Ya es hora de que muchos hombres ejerciten los valores de la igualdad y del respeto.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de noviembre de 2010