Las predecibles líneas económicas del programa liberal del PP que Rajoy ha dado a conocer demuestran que no podemos permitir que la ultraderecha nos dirija hacia un modelo de equidad en el que la rentabilidad económica sea uno de los parámetros que determinen la viabilidad o la calidad de los servicios sociales, asistenciales o educativos. Si permitimos que el PP debilite al Estado y deje en manos de los mercados la asistencia sanitaria, la dependencia o la educación, después, una vez que estén privatizados, se tardarán décadas en reconstruir el sistema público sanitario, asistencial o educativo.
Lo que nuestro país necesita -y el sector público también-, es aumentar la productividad por la vía de la capacitación y la formación, produciendo más y mejores productos y servicios en menos tiempo, con menor coste en materias primas, en lugar de la vieja receta de precarizar el empleo y reducir los derechos de los trabajadores. Por esa vía, será imposible competir con las economías emergentes con otro coste de la mano de obra y solo conseguirán que España y los españoles cada vez seamos más pobres y menos competitivos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 14 de noviembre de 2010