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Cuando Newton es divertido

Jorge Wagensberg explica cómo divulgar el conocimiento - Un seminario reúne en Bilbao a especialistas en ciencia

Cualquiera que esté desesperado porque a su hijo se le atragantan las ciencias debería llamar a Jorge Wagensberg. El director científico de la Fundación La Caixa participó ayer en el segundo Seminario de Comunicación Científica, organizado en Bilbao por la Fundación Biofísica Vizcaya. Wagensberg, físico de formación, quien impartió una conferencia titulada Divulgar sin vulgarizar, fue presentado como el creador de un museo de ciencias divertido (el CosmoCaixa de Barcelona) y en poco más de media hora de intervención lo demostró arrancando carcajadas en el auditorio.

"Quiero convenceros de que se pueden renovar prácticamente todas las maneras de transmitir y adquirir conocimiento cambiando la clave con el concepto del gozo intelectual", arrancó. Entonces aquellas cifras, fórmulas abstractas y ecuaciones del colegio parecieron disiparse. Y se atrevió hasta recrear una conversación de Einstein niño con su padre.

Pérez Oliva critica los intereses en torno a algunas noticias de ciencia

El gozo intelectual, ese placer que un científico le definió a Wagensberg un día como mejor que el sexo, se debe fundamentar en el estímulo, la conversación y la comprensión. "El error, el darte cuenta de que hay un vacío en el conocimiento... No hay nada que estimule más para abandonar un estado de indolencia. Un científico, el día que no se equivoca, publica un paper o le dan un Nobel", bromeó.

Al estímulo sigue la conversación. "Observar la naturaleza es hablar con ella, preguntar antes de escuchar, preguntar antes de hablar y hablar después de escuchar". Y, por último, llega la comprensión: "La segunda ley de Newton es fuerza igual a masa por aceleración, cuatro símbolos que explican el movimiento de una mariposa o el de la Tierra alrededor del Sol. Cuando un físico lo comprende cae de rodillas y solloza de gozo intelectual durante media hora".

Junto a Wagensberg, Milagros Pérez Oliva, periodista científica y actual Defensora del Lector de EL PAÍS, abordó el reto de los medios de comunicación a la hora de abordar cuestiones tan complejas como la medicina, la física o la astronomía. Pérez Oliva reconoció que hay muy buenos periodistas de ciencia, pero también expuso la ingente cantidad de problemas a los que deben hacer frente, como el volumen de información, la accesibilidad a fuentes solventes o los intereses que giran en torno a estas informaciones y acaban distorsionándolas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 18 de noviembre de 2010