La campaña se ha calentado. No en un sentido metafórico, sino carnal. Vamos, que se ha puesto cachonda. Al vídeo de la votante socialista que mete y saca la papeleta de la urna se suma el de la candidata de Alternativa de Govern, Montserrat Nebrera. Un vídeo que ella llama "porno", pero que no contiene ni una escena de sexo explícito, solo alusiones fetichistas con audio de jadeos, hasta que aparece ella envuelta en una toalla y, muy seria, nos advierte de que, si pretendiera escandalizarnos, se sacaría esa toalla. Fin. Pues vaya porno. Eso, con perdón, no llega ni a calentura de bragueta.
Acaso Albert Rivera, de Ciutadans, marcó tendencia -a la par que paquete- con aquel mítico retrato en porreta de 2006, pienso, mientras me dirijo a la Boqueria, donde el candidato ha convocado un acto, en principio no sexual. Ahora sus publicistas le han vestido, pero sin olvidarse de colocarle detrás a un grupo de nudistas a lo Tunick. Mientras aguardamos, pasa la comitiva de la Coordinadora Reusenca Independent (Cori). Son tres: el cabeza de lista por Barcelona Ariel Abel Santamaría, vestido de Elvis en rojo; su segunda, Carmen de Mairena (en la lista: Miguel Brau Gou) y un payaso que da el brazo a Carmen. En el programa de la Cori figura la creación de "follódromos públicos en las zonas lúdicas de todas las localidades catalanas, para hacer el amor y no la guerra". El pornofriquismo de la Cicciolina sigue con salud.
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Llega Rivera, concede unas declas a los periodistas, atiende a una entrevista para el programa Vuélveme loca -en la que le preguntan por la propuesta de la Cori de crear pistas de aterrizaje para ovnis- y se lanza al compadreo de mercado, ese clásico electoral. No tarda en llegar la pollera que le espeta: "¡Me habría gustado verte desnudo!".
El patio está excitado, pero no llega al porno duro. Yo diría que no ha pasado de la fase anal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de noviembre de 2010