En la entrevista publicada en EL PAÍS el domingo 14 de noviembre, el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, insiste en que los jueces decidieron que el PP canario no era "susceptible de reproche" en varios casos de corrupción urbanística, una metáfora para referirse oscuramente a lo que realmente ocurrió.
Esta misma tesis se la he escuchado varias veces a José Manuel Soria, presidente del PP canario y vicepresidente del Gobierno de las islas, quien además insiste en que fue "absuelto". Pero, consultando las hemerotecas, la realidad es muy distinta. El caso no fue resuelto por "absolución" de los imputados, sino porque el presunto delito, de haberse cometido, habría prescrito. Por otra parte, las denuncias de José Manuel Soria contra los periodistas y técnicos que le acusaron sí que acabaron en condenas en costas para el dirigente del PP.
En cualquier país europeo solo le habrían quedado dos opciones: dimitir o aclarar los hechos, independientemente de que hubieran prescrito. Seguir en política como si tal cosa no es una opción allende los Pirineos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 20 de noviembre de 2010