Dos monjas recorrían ayer la Sagrada Familia buscando la estela que dejó el Papa en su visita a Barcelona: "Una ciudad más feliz, llena de confianza en la Iglesia", señalaron. ¿Qué pinta el Papa en las elecciones? Nada y todo. Porque Inmaculada y Josefa, de 76 y 85 años, iban acompañadas de su sobrino, también católico pero más combativo: Toni, de 56 años, lamentó que la clase política catalana se limite a alimentar "una nueva versión del régimen feudal". Él mismo se explica: "Antes no pagaban los reyes, ni la aristocracia ni la Iglesia. Los que mandan hoy continúan sin pagar", soltó para sorpresa de las hermanas. Ya que el sobrino sacó el tema, disparamos. ¿Y la Iglesia? ¿Es otro régimen feudal? "No sé, pero es una religión desigual que margina a las mujeres", prosigue. Las hermanas ya no saben dónde mirar.
La Sagrada Familia se halla cercada por turistas y del Papa queda más bien poco. Eliseo, de 65 años, se cruza con las religiosas mientras admira la lona colgada en el lateral del templo que agradece la visita papal. Parece molesto. "El laicismo radical lo provocan ellos", dice. Estaba decidido a ignorar las elecciones hasta que el líder católico arengó a sus feligreses en defensa de la familia y los valores tradicionales. El Papa, señala, le ha impulsado a votar. "No quería apoyarles porque el tripartito ha sido un desastre. Pero hay que escoger".
Parece que permanece cierto rastro de la visita del líder clerical. En una esquina, una anciana reparte estampas cargadas de santos y catedrales. También ofrece postales del Papa y asegura que los paseantes se las quitan de las manos. "Hemos renacido como ciudad cristiana. Es una suerte que el Papa viniera justo a tiempo para que despertemos antes de las elecciones", insiste. Esa misma idea la recoge un lema inscrito en el reverso de las tarjetas: "Acuérdate de nosotros cuando vayas a votar". Bajo el escrito sobresale la figura de Benedicto XVI. Todo un reclamo electoral.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de noviembre de 2010