La posibilidad de que la condena a muerte que pesa sobre Sakineh Ashtianí sea conmutada se abre paso en el régimen de Teherán, anunció ayer un alto funcionario del mismo.
Sakineh Mohammadi Ashtianí, acusada de adulterio y de complicidad en el asesinato de su esposo, fue originariamente condenada a lapidación, pero la ejecución quedó en suspenso por la campaña que países occidentales y organizaciones de derechos humanos emprendieron en contra de la sentencia.
"El Consejo de Derechos Humanos de Irán ha contribuido mucho a reducir su sentencia y pensamos que hay una cierta posibilidad de que pueda salvar la vida", dijo el responsable del consejo, Mohammed Javad Larijani, a la televisión en inglés Press TV, sin dar más detalles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 23 de noviembre de 2010