Hubo un Real Madrid irrepetible que quizás no sea tan recordado como otros, entre otras cosas porque se trataba del baloncesto. Estaba lleno, repleto, de inteligencia. Llegaron a coincidir en una misma plantilla dos doctores (Corbalán y Del Corral, que simultaneaba los entrenamientos con las urgencias en el Gregorio Marañón), dos abogados (Llorente y Beirán), jugaba un americano que se llamaba Robinson y era un empedernido lector del Wall Street Journal y el Financial Times, hombres altos como Romay y Fernando Martín, de una inquietud sin límites, a quien acompañaba su hermano Antonio, que luego llegó a ser ejecutivo en un banco. Y pertenecía al elenco un eterno aspirante a ingeniero industrial, mejor conocido como Itu o Iturriaga. Itu podía ser al mismo tiempo la nota discordante, el verso suelto que ahora tanto se lleva, o el azote de los periodistas.
De él, los periodistas de la época recuerdan el desprecio contumaz que mostraba a la prensa. Célebre es su frase dicha en público "no-sé-a-quien-de-vosotros-desprecio-más" o su actitud desafiante en el vuelo de vuelta, al día siguiente de un partido, cuando subiendo las escalerillas del avión comentaba voz en alto: "Bueno, ahora vamos a leer lo que habéis escrito".
Pues bien, después de tanto desplante, ha resultado que Iturriaga es uno de los nuestros y, a partir de sus colaboraciones en EL PAÍS, ha hecho de la comunicación su segunda actividad. Ahora que ha cumplido los 50 y es mayorcito ha escrito un libro, Antes de que se me olvide (Editorial Turpial), que no es el primero. Son sus memorias: cómo un chaval que iba para figura del baloncesto (y de alguna forma lo fue) terminó siendo casi más conocido por sus anuncios y sus apariciones en prensa y televisión.
En el libro lo cuenta todo, con estilo ameno y franco. Hasta donde conozco, cuenta la verdad. Hace autocrítica y no trata de ajustar cuentas con el pasado. Tiene la virtud de contar las cosas tal y como son, como por ejemplo a la hora de explicar por qué Epi terminó siendo mejor jugador que él o cómo fracasó su primera entrevista con Michael Jordan. Lo cuenta como lo haría un buen periodista. ¡Qué vueltas da la vida!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de noviembre de 2010