Los caminos de los exiliados españoles en Francia ligados al cine -periodistas, escritores, guionistas o realizadores- se cruzaron en la producción de películas independientes en la que se acercaban a cuestiones evitadas en la España franquista. Un ciclo de siete películas reivindica ahora en Zinebi el trabajo realizado por esos cineastas, ignorados en España. "Fueron francotiradores, realizadores atrevidos y rupturistas que deben ser introducidos en el canon español", defendió ayer el historiador Luis Enrique Parés, comisario del ciclo Españoles en París. El exilio español filmado en Francia (1945-1978). "Es un cine escondido que puede seguir abriendo caminos", abundó.
Estos exiliados no formaron un grupo programático. Parés vinculó a Joaquín Lledó, uno de sus representantes con el cine underground americano. "Rodábamos todo y todo el tiempo, en una acción constante. El cine era una experiencia vital, una proyección de experiencias", reconoció Lledó. De aquellos tiempos recordó una frase: "No quiero hacer cine, quiero ser celuloide".
"Con pocos medios buscábamos la forma de hacer las cosas", explicó. Compartían apartamentos en París, colaboraban en los proyectos de los otros y lo pasaban lo mejor posible, sin plantearse formar un movimiento organizado. "José María Berzosa y Ramón Chao eran los más antifranquistas. Yo era de inspiración anarquista, quería cambiar el mundo y pasaba de Franco. Adolfo Arrieta realizaba un cine intimista, rollito a rollito. Y Fernando Arrabal, era Arrabal. Cuando llegó al cine, era ya una figura del teatro", recordó Lledó.
Chao, Arrabal y Lledó asistieron ayer a la proyección de los filmes del ciclo, entre ellas Arriba España (1976), un documental de Berzosa con guión de Chao, y Viva la muerte (1971), con guión y dirección de Arrabal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de noviembre de 2010