La violencia y la tortura causan sufrimientos que se enquistan en las víctimas. La vida de estas personas tiene un antes y un después. Han salido del infierno tras atravesar un pasadizo escalofriante. La violencia estuvo a punto de destruirlas y ahora son conscientes de cosas que jamás imaginaron. El coreógrafo francés Rachid Ouramdane presenta hoy y mañana en el Teatro Central de Sevilla el espectáculo Des témoins ordinaires (Testigos ordinarios), donde se adentra en las vivencias de personas que sufrieron torturas y vejaciones.
"Intento hacer que se vean las cosas que se esconden y que se callan. En mi trabajo artístico me importa contar lo que no nos cuenta la historia oficial. Cuando se examina un hecho histórico, el deber de los periodistas e historiadores es ser lo más objetivos posibles. En cambio, la labor del arte se enfoca más hacia la interpretación y el entendimiento subjetivo", afirmó ayer Ouramdane, que es autor de obras como Les morts pudiques, una reflexión sobre la juventud y la muerte, y Loin, un solo sobre cómo torturaron a su padre, recluta argelino del ejército francés durante la ocupación del país norteafricano y de Vietnam. Des témoins ordinaires es estreno en España.
Los testigos a los que alude el título del espectáculo de danza son personas que sufrieron la barbarie y que hablan de ello con valor y lucidez. El público ve a estos supervivientes en pantallas de vídeo. Proceden de lugares como Ruanda, Argentina, Chile y Palestina. Cinco bailarines recrean con su cuerpo las tragedias. Un muro de proyectores parpadea en medio del escenario. Los rostros que aparecen en vídeo se imbrican con la danza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de noviembre de 2010