Todos, salvo los controladores actuantes, coincidimos en que se merecen un escarmiento que, por fin, ponga las cosas en su sitio, pero me temo que el asunto no es tan sencillo ni pulcro. No seré yo quien los defienda ni comprenda su actitud pero este problema se gestó en los años de vacas gordas. Años en los que todos teníamos la sensación de que el vecino ganaba un dineral sin pestañear, en los que los bancos daban hipotecas y créditos sin límites ni explicaciones, años de grandes eventos, años en los que las Administraciones engordaban en puestos y cargos a dedo... años, en definitiva, que han terminado para muchos, pero no para todos.
Y así debe serlo pero para todos, los controladores los primeros, pero detrás los cargos superfluos, los asesores que no asesoran, los funcionarios sin examen ni prueba, los especuladores, los que defraudan, los políticos de sillón y despacho... Revisemos el sistema y transformémoslo, si no todos serán parches y seguirá vigente el "sálvese quien pueda". Muchas gracias.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de diciembre de 2010