La competición es dura. Exige grandes esfuerzos y, aun así, la mayor parte de las veces no se alcanza el éxito. Existen atajos, pero se consideran tramposos y antideportivos. Utilizar productos que mejoran el rendimiento pero intoxican el cuerpo son consideradas prácticas ilegales, y traficar con estos productos pueden conducir a uno a la cárcel. La Administración vela por una competición sana y aplica con rigor las leyes antidopaje. Conseguir resultados en el mundo económico tampoco es tarea fácil. Exige trabajo y esfuerzo. Pero también aquí hay atajos y productos tóxicos. Lo que ha ocurrido en el ciclismo y en el atletismo nos hace dudar de la limpieza del deporte. Lo que ha ocurrido y está ocurriendo en el mundo de las finanzas, también nos hace desconfiar de la limpieza del juego, pero, lamentablemente, ahí no existen los controles antidopaje.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de diciembre de 2010