Es la primera vez que Turquía sienta en un banquillo a militares acusados de golpe de Estado. Y lo ha hecho a lo grande. Casi 200 uniformados comparecieron ayer en el juzgado criminal número 10 de Estambul acusados de intentar destruir el Parlamento y derrocar al Gobierno islamista moderado de Recep Tayyip Erdogan, lo que podía acarrearles penas de hasta 20 años de prisión.
Los 196 imputados son sospechosos de formar parte de la operación conocida como Mazo de Hierro. Según la acusación, el plan pretendía desestabilizar el Gobierno a través de la voladura de mezquitas en Estambul y el asesinato de políticos, intelectuales y líderes religiosos que serían atribuidos a grupúsculos radicales. Según las 5.000 páginas del plan golpista publicado en octubre por el diario Taraf, tras actuar en Estambul, los militares, abanderados del laicismo, iban a desplegar "equipos especiales de seguridad" en varias provincias de Turquía para forzar la caída del Gobierno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de diciembre de 2010