Aunque vayan de turismo, Marruecos sigue manteniendo su política de vetar la entrada de periodistas españoles en su territorio. La prohibición se ha ampliado ahora a los empleados de grupos de comunicación y gabinetes de prensa que revelan su profesión en la ficha policial de entrada en el país.
Desde finales de noviembre han sido expulsados unos 20 españoles, la mayoría periodistas, que se disponían a pasar unos días de vacaciones o a visitar a familiares allí residentes. Algunos tuvieron la suerte de regresar en el avión que los llevó, pero hubo algunos que fueron obligados a pasar la noche en el calabozo del aeropuerto de Marraquech.
Además del daño moral, la expulsión supone para los afectados un perjuicio económico. Pierden el dinero invertido en sus vacaciones. Si las personas que viajan con los proscritos, habitualmente sus parejas, quieren acompañarlos deben costearse el billete de vuelta. Las autoridades marroquíes solo sufragan el regreso de los expulsados, aunque alguna vez hayan preferido forzar a la línea aérea a transportar a alguno gratis.
Marruecos es el país de la orilla sur del Mediterráneo más mimado por la Unión Europea. Es el único que goza del llamado "estatuto avanzado" y el único en celebrar una cumbre con la UE gracias, en buena medida, a España. Cuba e Irán, que tratan de manera parecida a la prensa extranjera, son, en cambio, apestados a ojos de la UE.
Cuando, a finales de noviembre, el Gobierno pactó con Rabat que dos periodistas, de EL PAÍS y de El Mundo, entrasen en El Aaiún, el vicepresidente, Alfredo Pérez Rubalcaba, y la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, anunciaron que se trataba del primer paso hacia la apertura total del Sáhara a la prensa española. Un mes después, los periodistas no pueden ir ni siquiera de vacaciones.
El Gobierno español dispone de muchos instrumentos para hacer que Rabat modifique su actitud. El primero es condenar públicamente la expulsión de periodistas y exigir que cese una actitud que no es la de un país que mantiene una relación tan estrecha con la UE y que recibió en 2009 a 600.000 turistas españoles.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de diciembre de 2010