Yo no pido que levanten monumentos "al fumador desconocido", pero, al menos, podrían tener la consideración de que la nueva ley entrase en vigor en momentos climatológicamente más templados para que nuestro organismo pueda ir acostumbrándose de forma menos traumática al cambio, ya que solo vamos a poder fumar en la calle y lejos de los hospitales. Solo pido un poco de protección para esta patriótica especie en peligro de extinción que somos los fumadores.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 23 de diciembre de 2010