La falta de perspectiva en la interpretación de los acontecimientos fomenta la toma de decisiones que hoy parecen una fuente de ahorro, cuando en realidad son una hipoteca más que habremos de acarrear. Es ahora, en momentos de crisis económica, cuando con más énfasis conviene recordar que la cultura y la educación no son un lujo, sino aspectos de primera necesidad para construir la realidad presente y un mejor futuro. Quienes ostentan responsabilidades públicas deben de ser conscientes de que el arte contemporáneo no es un aderezo, ni un ornamento, y que su exhibición es algo más que un acto social: es una forma de transmisión de conocimiento y un modo de estímulo de la inteligencia colectiva. Los creadores de hoy, con su trabajo, están ya escribiendo una historia que será valiosa para interpretar nuestro tiempo: démosle la posibilidad de cumplir con su servicio. Los excesivos recortes en cultura, justificados recurrentemente por la crisis, no solo dejarán entre nosotros una merma de oportunidades, sino que darán lugar a generaciones venideras sin la posibilidad de acceder a la riqueza cultural que nos es propia.
Tampoco puede pasarse por alto la repercusión económica y laboral sobre las empresas valencianas especializadas y los profesionales del arte que forman parte del sector de la cultura en la Comunidad, que no son solo artistas, galeristas, críticos y comisarios, sino también carpinteros, electricistas, pintores, montadores, diseñadores gráficos, traductores, ilustradores, fotógrafos, informáticos, empresas audiovisuales, imprentas, encuadernadores, transportistas..., valencianos empujados al desempleo.
El reciente anuncio del cierre de la Sala Parpalló, en Valencia, es una muy mala noticia. Mientras, el IVAM promociona en este mismo momento, con el dinero de los valencianos, la obra de dos artistas chinos en un museo de La Habana (Cuba). Parece que la crisis va por barrios pero, ¿y el sentido común? Si, según afirman, no hay recursos para mantener abiertas las puertas de la humilde Sala Parpalló, que aporta una utilidad clara a los intereses culturales de la provincia, ¿por qué el IVAM emplea recursos para promocionar a artistas extranjeros fuera de España? ¿Dónde está ahí el beneficio para los valencianos?
Hay muchos motivos para la reflexión, especialmente para quienes tienen en su mano la potestad de no contribuir al empobrecimiento cultural de la sociedad valenciana.
José Luis Pérez Pont es presidente de la Associació Valenciana de Crítics d'Art (AVCA).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de diciembre de 2010