Barack Obama se fue de vacaciones a Hawai con un mensaje a China: la segunda mitad de su mandato la dedicará a proteger la competitividad de compañías que desarrollen en casa tecnologías limpias. A la vez que lanzaba estas palabras, su representante ante la Organización Mundial de Comercio denunciaba las ayudas que Pekín da a fabricantes de turbinas eólicas.
Washington lleva meses amenazando con esta acción, porque considera que las reglas para acceder a las subvenciones perjudican a firmas como el congomerado General Electric. Para beneficiarse del programa de ayudas chino, los fabricantes están forzados a usar piezas y componentes producidos en el país asiático. Eso, precisa, es una barrera a las importaciones.
La acción de la Administración Obama responde, de nuevo, a las quejas del sindicato industrial United Steelworkers y, además, al temor de que China se convierta en una potencia mayor en la tecnología para producir energía de fuentes renovables.
El gigante asiático es ya el principal mercado de generación de energía eólica, y dobla su potencia instalada cada año.La denuncia ante la OMC se presentó horas antes de que se confirmara que el presidente Hu Jintao realizará el próximo 19 de enero su tercera visita oficial a EE UU.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de diciembre de 2010