Si no espabilan se van a quedar helados. Los tres montañeros han alcanzado la cima Weissfluhjoch, en la estación de Arosa (Alpes suizos), a casi 2.700 metros de altura; pero no pueden dejar de mirarla.
Si no espabilan se van a quedar helados. Los tres montañeros han alcanzado la cima Weissfluhjoch, en la estación de Arosa (Alpes suizos ), a casi 2.700 metros de altura; pero no pueden dejar de mirarla. El hombre siempre ha sentido atracción por la Luna, por sus cráteres descomunales, como el de Bailly (295 kilómetros de diámetro, cuatro de profundidad), y por su misterio. También ha fascinado a los artistas: el cineasta Méliès impactó un cohete en su ojo derecho; Wolfgang Tillmans tomó a los diez años sus primeras fotografías apuntando su cámara al ojo del telescopio. Pink Floyd le dedicó su álbum The dark side of the moon al otro lado del satélite: tarda el mismo tiempo en rotar sobre sí mismo que en girar en torno a la Tierra, y por eso siempre vemos el mismo hemisferio. Cuando en 1959 una sonda soviética lo fotografió, a Pier Paolo Pasolini no le gustó que se perdiera la magia. "La Luna ha sido consumida", dijo. El astro está a 380.000 kilómetros; la estación de Arosa, a tres horas de Basilea , adonde vuela Easyjet desde Madrid a partir de 30 euros, ida y vuelta.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de diciembre de 2010