El nuevo presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha borrado de su Gobierno la Consejería de Medio Ambiente que, creada por Jordi Pujol en 1991, se acercaba a su vigésimo aniversario. Las competencias en esta materia quedan a partir de hoy divididas entre Agricultura y Territorio, dos de las carteras con las que ha protagonizado más enfrentamientos en los últimos años. La decisión ha provocado la ira de los ecologistas.
A partir de ahora, las competencias de caza y pesca fluvial, los bosques, la biodiversidad, la prevención de incendios, la protección de la fauna, la flora, los servicios de parques y la gestión forestal dependerán del titular de Agricultura, Josep María Pelegrí. Los ecologistas temen que las peleas por los caudales ecológicos, áreas de regadío y la autorización de determinados cultivos en zonas protegidas, que hasta ahora libraban apoyados por Medio Ambiente -cartera que gestionaban los ecosocialistas de Iniciativa per Catalunya- queden supeditadas a los intereses agrarios.
Algo similar ocurre con las materias que afectan a la calidad ambiental, al cambio climático, a los residuos, al agua y al impulso de las energías renovables. Desde hoy, el departamento de Territorio, que elaborará los planes urbanísticos y los proyectos en todo tipo de infraestructuras, como carreteras, transportes u obras públicas, será el mismo que evalúe su conveniencia ambiental. "¿Quién estará subordinado a quién? Es una paradoja", resumió ayer un ex consejero de Medio Ambiente, Salvador Milà (ICV).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 30 de diciembre de 2010